Tras su encuentro con Hercules, Xena se arrepiente de su vida pasada y decide abandonar sus ropas de combate y armas en las afueras de un pequeño pueblo llamado Potedaia. Sin embargo, tras enterrarlas en hojas, es alertada por los gritos de un grupo de mujeres jovenes. Al acercarse en silencio, descubre que algunas de las muchachas locales han sido atrapadas por Hector, mano derecha del señor de la guerra Draco, y que van a ser convertidas en esclavas. Solo una de las chicas del grupo, una pequeña rubia, se atreve a plantar cara a Hector ante la sorpresa de Xena. Cuando este se dispone a azotarla por su osadia, Xena decide que es el momento perfecto para hacer su aparicion y derrota al contingente de guerreros, recuperando sus armas y decidiendo que, despues de todo, sus ropas no estaban tan mal.
Fascinada ante la desconocida, la joven Gabrielle lleva a Xena a su casa para que descanse, pero su padre, conocedor de la antigua fama de la mujer, le ordena que deje el pueblo. Xena, que no tiene intencion alguna de quedarse, se dispone a partir inmediatamente, pero Gabrielle le suplica que la lleve con ella. La chica encuentra el pueblo aburrido y no desea casarse con su prometido Perdicas. Ante el rechazo de Xena y la amenaza de lo que podria pasar si intenta seguirla, Gabrielle toma la firme determinacion de hacerlo y esa misma noche escapa de casa con destino Anfipolis, que es adonde se dirige Xena.
Mientras, esta se ha puesto en contacto con Draco para pedirle que deje en paz Potedaia. Draco es un antiguo amante al que marcó y abandonó cuando este intento golpearla, pero todavia la ama y accede inmediatamente a cambio de que se una a él. Cuando Xena lo rechaza y le anuncia que vuelve a casa para dejar para siempre las armas, Draco se enfurece, ya que ni siquiera le queda el placer de batirse con ella en la guerra. Tras darle su promesa de dejar Potedaia, envia a sus fuerzas a destruir Anfipolis para acabar con la fantasía de redencion de la mujer.
Llegada a Anfipolis, Xena recibe una fria bienvenida por sus compatriotas e incluso por su madre. Cuando la aldea fue atacada por el señor de la guerra Cortese, ella organizo con exito la defensa ayudada por los jovenes de la aldea, pero muchos de ellos, incluido su hermano Lyceus, murieron. El pueblo no le ha perdonado eso y su fama posterior tambien es conocida. Cuando las tropas de Draco, que, bajo mandato de este, cabalgan bajo el estandarte de Xena, llegan a Anfipolis, todos toman el inesperado regreso de la mujer como una trampa y deciden lapidarla. Gabrielle, que se las ha ingeniado para llegar hasta el pueblo, se interpone entre el gentio y la guerrera, y haciendo gala de una labia considerable, consigue que la dejen en paz. A cambio, le pide a Xena que la lleve con ella, a lo que esta vez no se puede negar.
Mas tarde, a la llegada de Draco, el pueblo intenta parlamentar, pero este se niega: lo unico que puede impedir que arrase el pueblo es que le entreguen a Xena. La mujer aparece tras de él y lo desafia. Lucharan sobre un puente de madera: el primero que toque el suelo sera acribillado por los arqueros de Draco. Tras un impresionante combate, Xena vence al señor de la guerra, pero le perdona la vida a cambio de que abandone Anfipolis.
Finalmente convencida de que su hija ha cambiado, Cyrene perdona a Xena y le ofrece quedarse a su lado, pero esta ha decidido que su sitio no esta en el pueblo y lo abandona de nuevo. A pesar de su reticencia inicial, Xena acaba aceptando la compañia de Gabrielle, que se convierte en su compañera de viaje.
(Cris)
No es este el lugar para discutir en qué momento empiezan los guionistas de la serie a introducir subtexto deliberadamente, ni qué se debe considerar subtexto o no. Lo que es indudable es que el subtexto surge, muchas veces, de manera espontánea, por la misma dinámica de las situaciones. No se distinguirá aquí entre este tipo de subtexto y el deliberado, pero sí se incluirá algo del primer tipo, sobre todo en los primeros episodios. En éstos, parece que no existe un subtexto deliberado, aunque sí se comentarán algunas situaciones subtextuales por su propia dinámica, vinculada a la convivencia entre Xena y Gabrielle.
En este primer episodio, hay varias escenas que se pueden interpretar como una atracción mutua a primera vista entre Xena y Gabrielle. La primera vez que se ven, se observa que Xena sólo se decide a luchar de nuevo al estar Gabrielle en peligro, prescindiendo del resto de aldeanas. Luego, en Potidea, Gabrielle es la única que defiende a Xena cuando los habitantes le piden que se marche. A partir de ahí, Gabrielle se empeña en que Xena la lleve con ella, prácticamente suplicando: Tienes que llevarme contigo... no puedes dejarme aquí.. Al escapar de casa, Lila la sorprende y Gabrielle le da sus razones para irse tras Xena: Tú sabes que soy diferente de todos en esta aldea. Esto se puede referir (entre otras cosas) a su orientación sexual: es bien sabido que las aldeas no toleran fácilmente a los homosexuales, y que éstos tienden a abandonarlas ante las presiones que se suelen desarrollar en estos ambientes reducidos y a veces intolerantes.
Ya junto a Xena, Gabrielle se abraza a ella al permitirle ésta que se suba a Argo tras ella. Y al acampar juntas por primera vez, Xena, en lo que parece una última resistencia a los encantos de Gabrielle, le lanza una manta y le dice: Puedes dormir allí, es decir, al otro lado de la hoguera lejos de ella. Ante esto, Gabrielle sonríe, lanzándole a Xena una mirada pícara, que hace sonreír a Xena también.
En este episodio, Xena da la impresión de estar de vuelta de todo, incluso de tener el corazón roto, y no querer liarse en ese momento de su vida con una atractiva aunque inexperta aldeana. Al final, sin embargo, la insistencia de Gabrielle parece hacer caer las defensas de Xena.
(Ignacio Seligra)